MEMORIAS EN BICICLETA
Un día decidí que viajaría en bicicleta.
Los trayectos que realizaba diariamente me consumían hasta cinco horas en transporte público. Vivo al límite de la Ciudad y el Estado de México, por zona nororiente, a pesar de ser una parte de la ciudad accesible en transportes y muchas posibilidades de traslados, el mínimo de tiempo para viajar de un lado a otro, gracias a la centralización de la ciudad, es aproximadamente de una hora como mínimo.
Situación cotidiana para muchas personas viajeras en esta ciudad, aún más para la población flotante; sin embargo, después de esperar en varias ocasiones más de 45 minutos el metrobús para lograr subir a empujones, y el gusto latente por andar en bicicleta, decidí que ésta sería mi nuevo medio de transporte por la ciudad.
Me convertí en ciclista urbana y comencé a descubrir el mundo viajando en velocípedo, el ciclismo se volvió parte de mi día a día, posterior a ser parte de él, decidí fotografiarlo para intentar entender un poco más de lo que sucede en la ciudad.
Como proyecto de investigación-producción que abarca desde lo cotidiano que viven los ciclistas, los peligros de viajar en bici, así como mi propia experiencia inmersa en este entorno, realicé una serie de fotografías en distintos puntos de la ciudad mientras yo viajaba en bici con mi cámara siempre en cada trayecto.
La cotidianidad de la comunidad en bici es diversa, particular, universal y fiel, una vez adentro, será complicado dejar la libertad que conlleva viajar en bicicleta, adueñarte de tu propio camino y ser tú quien impulsa el vehículo que te llevará a donde sea que tu permitas. Viajar en bicicleta es ser una persona libre en cada pedaleada, nos dicen locos por andar sobre dos ruedas autoimpulsadas, pero somos nuestro propio motor y el cuerpo nos dirá qué tan lejos lograremos llegar.
En el mercado de La Villa, lugar que me queda de paso para muchos de mis trayectos, hay una bicicleta blanca, la cual desde hace varios años tomé importancia, pero ahora siendo ciclista me generó aún mayor interés. Descubrí, después de una entrevista con Areli Carreón, llamada Alcaldesa de la Bici en Ciudad de México, gracias a su trabajo como activista en búsqueda de la seguridad vial para las personas que viajamos en bici; hizo la aclaración de que las bicicletas blancas son cenotafios (o tumbas vacías) que representan la protesta e injusticia de que un ciclista ha sido atropellado ahí. En la mayoría de los casos, un accidente vial en bicicleta es secundado por un vehículo automotor que cobra la vida de la persona ciclista, debido a la fuerza, velocidad y aceleración con la que se impacta al cuerpo en bicicleta.
En muchos casos se hace una pequeña memoria a la persona, se coloca el nombre de la víctima, la fecha, así como algunas palabras. Jonathan es el hombre que murió en la esquina de la Delegación G.A.M. y el Mercado de La Villa.
El motivo de esto es visibilizar los actos impunes, la imprudencia de los conductores responsables de vehículos automotores, excesos de velocidad y falta de infraestructura ciclista. La lucha de muchos colectivos busca que la ciudad y los gobiernos tengan mayores estructuras adaptadas para un pueblo que busca ser “bicicletero” y que cada vez va en aumento, gracias a las ineficiencias en transporte público además de las largas horas de tráfico.
La diversidad de los colectivos que luchan por rodadas libres y seguras, permiten que espacios como La Cicletada de las Ñiñas se dé lugar a nivel mundial con una rodada creada únicamente para las infancias, que conmemora el día mundial en contra de la violencia a la mujer, es una manera de hacer que estas personitas se apropien de las calles por un breve momento, fomentando el uso de la bicicleta tanto de manera recreativa, política, acompañada, libre y segura.
Memorias en bicicleta busca evidenciar la diversidad en las calles sobre dos ruedas, una comunidad de ciclistas que crece, lucha y se defiende siempre arriba de la bici. Puede ser un medio de transporte, un deporte, un medio de recreación, goce, salidas con amigos, salir a las tortillas, etc. Sin embargo, la experiencia que se vive en la ciudad trasladándote en bicicleta es única e inmersiva de muchas maneras, tu cuerpo es reactivo a todo lo que sucede en tu entorno, el calor, el perfume de alguna persona en la banqueta, de la mosquita que se atraviesa, la lluvia, el viento, el auto.
Podemos encontrar textos como el de Power Paola que hace una historieta sobre sus experiencias de vida acompañada de varias bicicletas, David Bryne crea un libro de diversos viajes sobre su bicicleta Brompton en distintas partes del mundo y como es ser ciclista en cada una de ellas, Marc Augé dice que la bicicleta forma parte importante en el desarrollo de muchas infancias creando un empoderamiento intrínseco en cada pedaleada, sobre todo en la juventud. Jody Rosen profundiza en la historia de la bicicleta, como fue un vehículo desplazado por el automóvil y la propia sociedad, como muchos inventos, tuvo que pasar por una serie de pruebas y errores hasta lograr el diseño “perfecto” que menciona con su estructura de doble triángulo, como la figura geométrica más estable y aerodinámica. Estos y más, pueden adentrarte en el mundo de la bici desde diversos puntos de vista.
Memorias en Bicicleta abarca esta diversidad de experiencias desde la fotografía urbana, una actividad versátil y cambiante. La fotografía nos da la cualidad de observar momentos indicados y obturar de manera cautelosa pero efectiva, viajar en bicicleta radica en la monotonía de pedalear, sin embargo, los caminos, las distancias y el propio clima será incierto, algunas veces efímero, nos introducimos en medio de una ciudad que es mutable. La fotografía se convierte en la práctica por la cual se registran memorias de una ciudad variable.
Sigamos rodando y haciendo foto, que esta ciudad aún tiene mucho que contar.
Nos vemos en la siguiente rodada.